Silencio.

No digas nada, no preguntes nada. 
Cuando quieras hablar, quédate mudo: 
que un silencio sin fin sea tu escudo 
y al mismo tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta está cerrada, 
no llores si el dolor es más agudo, 
no cantes si el camino es menos rudo, 
no interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente 
que poco a poco y silenciosamente 
inundará tu pecho de este modo, 

sentirás el latido enamorado 
con que tu corazón recuperado 
te irá diciendo todo, todo, todo.

La gente que me gusta.

A la gente que me acompaña:

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. 

Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones.

La gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.

A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.

(M.B)

No se equivoca.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas; se equivoca el que por temor a equivocarse, no camina… 

No se equivoca el hombre que busca la verdad y no la encuentra; se equivoca el que, por temor a errar, deja de buscarla. 

No se equivoca el hombre que expresa lo que siente y es rechazado; se equivoca el que, por miedo a decir lo que siente, deja de expresar su amor a otra persona… 

No se equivoca el hombre que comienza a cambiar dando pequeños pasos; se equivoca el que por tratar de dar un giro total a su vida, nunca da el primer paso que inicia el camino que lo llevará a dar la vuelta al mundo”

Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio

(gracias Paparié por pasarme este escrito tan hermoso )

Me fui.

Me fui, pa echarte de menos
me fui, pa volver de nuevo
me fui, pa estar sola
me fui.

Porque estaba tan cerca, casi tan cerca
que no puedo ver lo que tengo cerca de mis ojos.
Mis manos, que ya no son manos y pienso en vano
que un dia vuelvan a darme la vida.

Me estoy echando contra los ojos de otro muchacho
que al menos cuando me mira me hace reir un rato,
porque los tuyos estan tan lejos de mi,
que casi no puedo mirarlos

Mientras... ¿donde estabas cuando te llamaba?
¿donde estabas cuando mi voz se hacia tan pequeña que no salia 
y se ahogaba en una habitacion o dentro de mi?

¿Donde estabas cuando dormias a mi lado y yo no podia dormir?
¿Donde estabas cuando te escuchaba palabras que no creias ni tu?
Entre tanta mierda, dime, ¿donde estabas tu?

¿donde estabas cuando te llamaba?

... Por eso me fui
pa echarte de menos
me fui, pa volver de nuevo
por eso me fui, pa estar sola ...

me fui, pa volver a hacerlo de nuevo otra vez.

No hay tiempo.

No hay tiempo.

Ya no hay tiempo.

Pero, ¿alguna vez hubo tiempo?

La ilusión de la vida por delante,
se conjuga con el verbo
de la vida por detrás.

Y todo transcurrir no es más que un punto,
quizá un punto extensible
o el revés de ese punto,
porque el tiempo es puntual.

Un punto que a veces se desliza levemente,
como una gota de asombro de la luz
o un inesperado corpúsculo de sombra,
tan sólo para justificar algo parecido a un nivel
en el barómetro casi fijo
que mide la presión imposible de la vida.

O tal vez simplemente
la presión diagonal de lo imposible.
El tiempo, es el amor, por siempre.


♥  

Me visitó una nube.

Me visitó una nube.

y me dejó al marcharse
su contorno de viento. 

Me visitó una sombra.
Y me dejó al marcharse
el peso de otro cuerpo. 

Me visitó una ráfaga de imágenes.
Y me dejó al marcharse
la irreligión del sueño. 

Me visitó una ausencia,

y me dejó al marcharse
mi imagen en el tiempo. 

Yo visito la vida.
Le dejaré al marcharme,
la gracia de estos restos.

(RJ)

Vive.

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.

Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.

Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...

¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!

¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!

(desconocido)

Así me voy.

Así,
me voy mirando al mar
 y sus arrugas,
pisando la arena que quema 
la herida de tu recuerdo,
y tu añorado labio.

Me voy de tí.
Y así salgo de tu ombligo,
me escurro en tus pupilas
para que no puedas verme
ni yo a vos, verte.

Así me voy de ti,
como el estío,
deslizando su mansa inmensidad de siesta
hacia la tibia umbría del otoño
de colores maduros y aromados,
y sabor a olvidanza.

Así,
como quiso el sol de los años,
y el abrigo de tu cordillera, 
montada sobre la mía
siendo niebla y algodón.

Así,
después del sol a mediodía
—plenilunio de luz y de latido—,
hacia el rubor más núbil de las hojas.
Con el tiempo en las manos:
lentamente a la ausencia.

Así.

El breve amor.

¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre las cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.

Me enojaré,
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás ...
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.

Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera, 
en ese río de calles y de puentes.

No estarás para nada, 
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti, 
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.


(Cortazar)

Besos.

Lo observo, hermosos bellos ojos que me miran,

tiernos, profundos y de amor brillan.
Me sumerjo en la mirada que anidan,
y quedo contemplando su hermosura.

Una sonrisa en sus labios calientes
nace sutilmente, fugazmente,
se entreabren convirtiéndose en sueños
que se acercan delicadamente.

Cuerpo hermoso y perfecto.
Sus brazos me envuelven,
como sabana suave y tibia,
en una noche de primavera.

Me invade un escalofrío;
mi boca pide sus labios,
que se acercan y sellan,
un amor con besos.

¿Que es poesía?


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía... eres tú.


(Gustavo Adolfo Bécquer) 

La luna.

Hay tanta soledad en ese oro.

La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán.

Los largos siglos de la vigilia humana,
la han colmado de antiguo llanto. 
Mírala. Es tu espejo.

Cuenta la historia que en aquel pasado,
tiempo en que sucedieron tantas cosas
reales, imaginarias y dudosas,
un hombre concibió el desmesurado 
proyecto de cifrar el universo
en un libro y con ímpetu infinito 
erigió el alto y arduo manuscrito,
y limó y declamó el último verso.

Gracias iba a rendir a la fortuna
cuando al alzar los ojos vio un bruñido
disco en el aire y comprendió, aturdido,
que se había olvidado de la luna.

De lejano marfil, de humo, de fría
nieve fueron las lunas que alumbraron
versos que ciertamente no lograron
el arduo honor de la tipografía.

Sé que entre todas las palabras, 
una hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
con humildad. Es la palabra luna.

Ya no me atrevo a macular su pura
aparición con una imagen vana;
la veo indescifrable y cotidiana
y más allá de mi literatura.

Sé que la luna o la palabra luna
es una letra que fue creada para
la compleja escritura de esa rara
cosa que somos, numerosa y una.

Es uno de los símbolos que al hombre
da el hado o el azar para que un día
de exaltación gloriosa o de agonía
pueda escribir su verdadero nombre.


(J.L.Borges)

Soneto de la unidad del alma.

Yo que tengo la voz desparramada,
yo que tengo el afecto dividido,
yo que sobre las cosas he vivido
siempre con la memoria derramada..

Yo que fui por la tierra desolada,
yo que fui bajo el cielo prometido
con el entendimiento repartido
y con la voluntad multiplicada..

Quiero poner ahora la energía de la memoria, 
del entendimiento y de la voluntad en armonía.

Con la memoria que no olvida nunca
con el Entendimiento siempre atento
y con la voluntad que no se trunca.
(Gracias, F.L.Bernandez)